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domingo, 6 de junio de 2010

FESTIVIDAD DEL CORPUS CHRISTI










Un año más la Hermandad Diocesana de San Torcuato acompañó a su Divina Majestad por las calles de Guadix. La comitiva salía de la Catedral un poco más tarde de las doce del mediodía para recorrer el itinerario de costumbre.

El cortejo lo abría la Cruz Catedralicia escoltada por dos ciriales, a continuación le seguían los niños y niñas que este año han recibido el Cuerpo y la Sangre de Cristo por primera vez, y tras estos las hermandades de gloria, las asociaciones parroquiales, las cofradías de penitencia, la Archicofradía de la Copatrona, nuestra Hermandad Patronal, la Hermandad Sacramental del Santo Sepulcro, la Adoración nocturna y fieles, la Hermandad del Santísimo Sacramento, los Heraldos del Evangelio, Hermanos Fossores, el paso procesional de la Custodia con sacerdotes, el Cabildo Catedralicio, el Sr. Obispo, el Palio de respeto, y cerrando la Banda Municipal de Música de Guadix.

La Solemne Eucaristía comenzaba a las once de la mañana, y tras recorrer las calles de Guadix, finalizaba la celebración litúrgica en el interior de las naves catedralicias, tomando un poco de fresco, tras la mañana de intenso calor.

Este año el recorrido por donde se presentaría el Santísimo se vio mermado de los tradicionales altares que se erigen en este día para el paso del Señor, tan sólo encontramos uno instalado en la Plaza de Santiago por la Hermandad de San Juan Evangelista.

Decir que no todas las hermandades de gloria se hicieron participes en la salida del Corpus Christi, lo contrario a las de penitencia que si participaron todas, al igual que la Sacramental del Santo Entierro, y las de las Angustias y la de San Torcuato. Desde aquí animamos a que en la medida de lo posible se participe en este día tan importante, como es la Manifestación de Cristo Vivo por nuestras calles.

Os hemos dejado algunas fotografías y un video que recoge el paso de la procesión en la Plaza de Santiago, en el Altar de la Hermandad de San Juan Evangelista, donde se hizo una parada para rezar y cantarle al Amor de los Amores, y que es además el momento en el que un Altar toma sentido, en el que nos recuerda a la jornada del Jueves Santo, cuando se instituye la Eucaristía, y se realizan los Monumentos al Santísimo.

Es pues toda una simbología y una manifestación del poder de Jesucristo, que sigue vivo entre nosotros, por medio de la transubstanciación en Pan y Vino.